Cortar el cabello no es solo una cuestión de técnica; es una combinación de arte, ciencia y empatía. Cada cliente que se sienta en la silla de un estilista trae consigo no solo un tipo de cabello, sino también una personalidad, estilo de vida y expectativas únicas. Por eso, el éxito de un corte de cabello no depende únicamente de las tijeras, sino de una evaluación integral y una comunicación efectiva.
1. La consulta inicial: clave para el éxito
Antes de tocar una sola hebra, es fundamental realizar una consulta detallada. Preguntas como: “¿Cada cuánto te cortas el cabello?”, “¿Cuánto tiempo dedicas al peinarte?” o “¿Qué estilo estás buscando?” ayudan a entender las necesidades del cliente. A veces, lo que una persona pide no es necesariamente lo que realmente quiere. Interpretar deseos, incluso cuando no se expresan con claridad, es parte del trabajo del profesional.
2. Tipo de rostro y estructura ósea
Un corte ideal resalta los rasgos faciales. Por ejemplo, un rostro redondo se beneficia de cortes que alargan visualmente la cara, mientras que uno alargado se equilibra con volumen en los lados. Conocer la morfología facial permite al estilista adaptar tendencias a cada cliente, logrando resultados favorecedores y únicos.
3. Textura y densidad del cabello
No todos los estilos se adaptan a todos los tipos de cabello. Un cabello rizado se comporta de forma distinta que uno liso o fino. Cortes muy escalonados pueden hacer que un cabello rizado se infle, mientras que en cabellos finos podrían dar la ilusión de mayor volumen. La elección del corte debe considerar cómo se comportará el cabello con el tiempo y sin un peinado profesional diario.
4. Estilo de vida y mantenimiento
Un buen estilista debe preguntar sobre la rutina del cliente. ¿Usa secadora o plancha? ¿Prefiere peinados rápidos? Un corte atractivo pero que requiera mucho mantenimiento podría no ser práctico para alguien con poco tiempo.
5. Comunicación clara y apoyo visual
Utilizar imágenes de referencia ayuda a alinear expectativas. A menudo, términos como “despuntado” o “corte recto” pueden tener significados distintos para cada persona. Mostrar y explicar con claridad evita sorpresas.
Consejo final: Sé honesto con el cliente. Si algo no es recomendable para su tipo de cabello o forma de cara, ofrécele una alternativa. El objetivo es que salga feliz del salón, pero también con un look que pueda mantener y disfrutar.