Durante años, la industria de la cosmética ha dirigido productos específicos a hombres y mujeres, pero ¿realmente la piel tiene sexo? Aunque biológicamente existen diferencias entre la piel masculina y femenina, el cuidado adecuado de ambas no depende únicamente del género, sino de factores individuales como el tipo de piel, la edad y el estilo de vida.
Diferencias clave entre piel masculina y femenina
La piel de los hombres, generalmente, es un 25% más gruesa que la de las mujeres, lo que la hace más resistente, pero también propensa a producir más grasa debido a la mayor actividad de las glándulas sebáceas. Esto puede derivar en un aumento de acné y poros dilatados. Además, los hombres suelen tener más colágeno en la piel, lo que les otorga una apariencia más firme y envejecen más lentamente. Sin embargo, cuando los signos de envejecimiento comienzan a aparecer, estos suelen ser más repentinos.
Por su parte, la piel femenina tiende a ser más fina y seca, especialmente a medida que avanza la edad, debido a los cambios hormonales, como la disminución de estrógenos. Las mujeres también pueden experimentar más sensibilidad cutánea, lo que exige productos más suaves y específicos.
¿Debemos tratar las pieles de forma diferente?
Aunque estas diferencias pueden condicionar el tipo de productos que se recomienda, el enfoque más moderno hacia el cuidado de la piel sugiere que la personalización es clave. Es decir, más allá del sexo, es fundamental conocer el tipo de piel (grasa, seca, mixta o sensible), y las necesidades individuales, como protección solar, hidratación y tratamiento de signos de la edad.
En conclusión, no es cuestión de «piel de chico» o «piel de chica», sino de cómo cada persona cuida y responde a las necesidades específicas de su piel. Desde los exfoliantes hasta los hidratantes, las recomendaciones deben basarse en la estructura y condición de la piel de cada individuo, no solo en el género.