Aunque solemos asociar el acné con el rostro, no es raro que aparezca también en zonas como la espalda. Este tipo de acné ha sido bautizado popularmente como bacne (de back y acne en inglés), un término cada vez más presente en consultas dermatológicas y centros estéticos.
Según la dermatóloga madrileña Dra. Ana Molina, “el bacne es una forma común de acné corporal que afecta sobre todo a adolescentes y adultos jóvenes, aunque puede presentarse en cualquier etapa de la vida”. Su origen suele estar vinculado a la obstrucción de los poros por exceso de sebo, sudor y células muertas, a lo que se suman factores como el estrés o los cambios hormonales.
¿Cuáles son las causas más comunes del bacne?
- Sudor y ropa ajustada: Especialmente durante el ejercicio, la combinación de sudor, fricción y tejidos sintéticos favorece la proliferación bacteriana.
- Higiene post-entrenamiento inadecuada: No lavarse correctamente tras la actividad física permite que el sebo y la suciedad bloqueen los poros.
- Productos con ingredientes comedogénicos: Algunos aceites corporales, cremas o protectores solares pueden taponar los poros si no están formulados para piel propensa al acné.
- Desequilibrio hormonal o predisposición genética: “Determinados picos hormonales pueden aumentar la producción de sebo, sobre todo en la espalda, donde hay mayor concentración de glándulas sebáceas”, señala la Dra. Molina.
¿Cómo se puede prevenir?
Los especialistas recomiendan usar ropa transpirable, evitar ducharse con agua excesivamente caliente, limpiar bien la zona tras el deporte y optar por productos “no comedogénicos”. Exfoliar la piel suavemente una vez por semana también ayuda a evitar la acumulación de células muertas.
Si el acné persiste, lo mejor es consultar con un dermatólogo. Como concluye la Dra. Molina, “no hay que normalizar el acné corporal; hoy existen tratamientos eficaces que pueden mejorar mucho la calidad de vida del paciente”.