La industria del wellness está evolucionando con rapidez, pero quien está transformando realmente el sector es su protagonista: el nuevo cliente del bienestar. Más consciente, más emocional, más informado… y también más exigente. Entender sus motivaciones es clave para ofrecer una experiencia que fidelice, inspire y, sobre todo, aporte valor real.
Según el informe The Global Wellness Economy 2024 del Global Wellness Institute, la economía del bienestar representa ya más de 6,3 billones de dólares a nivel global, y se espera que supere los 9 billones en 2028. Pero más allá de las cifras, el estudio detalla cambios profundos en el comportamiento del consumidor, que afectan directamente al sector spa y wellness.
Un cliente más emocional y proactivo
Hoy, el usuario de un centro de bienestar ya no acude solo a “relajarse”. Busca herramientas para mejorar su salud mental, emocional y física. El estrés crónico, el agotamiento postpandemia y la necesidad de reconexión han redefinido el valor del tiempo en cabina.
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El 61% de los consumidores encuestados por GWI afirma que invierte en bienestar como una forma de prevención.
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El 54% prioriza experiencias personalizadas y adaptadas a su estado emocional.
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El bienestar emocional y mental es el subsector que más ha crecido entre 2020 y 2023, con un incremento del 11,6% anual.
¿Qué busca exactamente el nuevo cliente del wellness?
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Escucha activa y diagnóstico emocional
El nuevo cliente quiere ser comprendido, no solo atendido. Espera que la profesional valore no solo su piel o musculatura, sino cómo se siente. -
Experiencias personalizadas
Las cartas de servicios rígidas están perdiendo peso. La personalización, la flexibilidad horaria y los tratamientos integrales ganan protagonismo. -
Resultados sostenibles
Prefiere una piel equilibrada que una piel perfecta. Una mejora real en su descanso que una sesión puntual de placer. Busca transformación, no solo sensorialidad. -
Lenguaje humano, no técnico
Valora que se le hable con cercanía y claridad. El exceso de tecnicismos genera desconfianza; lo que conecta es la empatía y el conocimiento bien transmitido.
¿Qué deben replantear los centros wellness?
Para adaptarse a este nuevo perfil, los spas y centros deben reconsiderar tanto su oferta como su comunicación:
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Cambiar el foco de “servicios” a “experiencias”.
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Formar al equipo en escucha activa, gestión emocional y comunicación.
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Trabajar la coherencia entre espacio, protocolo, equipo y mensaje.
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Apostar por tratamientos integrativos que combinen estética, relajación, prevención y contenido educativo.
Conclusión: el nuevo lujo es sentirse bien… y acompañado
El cliente del futuro valora más sentirse comprendido que recibir una promoción. Premia la experiencia humana, la profesionalidad honesta y la capacidad del centro de crear espacios donde pueda reconectar con su bienestar real.
Adaptarse a este nuevo perfil no es solo una estrategia:
es una oportunidad para diferenciarse y liderar el cambio en la nueva economía del bienestar.
Datos del informe “The Global Wellness Economy 2024”, publicado por el Global Wellness Institute.