TENDENCIAS: CUANDO LA INSPIRACIÓN TIENE COLOR

Publicado 11 nov. 2019 por redaccion

Con la llegada de la nueva temporada la naturalidad se instala con fuerza en las melenas. En el otoño-invierno 2019/2020 se imponen los tonos con menos contraste y mucho más uniformes y se tiende a huir de las mechas. Los trabajos de color que se imponen son el balayage tradicional y las nuevas técnicas de coloración mineral o a base de hennas y barros.
En cuanto a los tonos que reinarán este otoño, hay seis colores que son una apuesta segura:


Chocolate oscuro frío. Más rico y frio que sus predecesores, el cabello castaño chocolate es una de las tendencias ganadoras. Este tono marrón oscuro es muy suave y favorece a todos los tonos de piel. La coloración se lleva a cabo de forma profunda y uniforme, evitando recurrir a mechas y reflejos.


Rubio beige. El rubio ya no se lleva platino o tan frío como se ha visto hasta ahora y el tono estrella del momento es el beige. Este color resulta mucho más cálido y natural, ya que el contraste con el color de la base es menor. Para lograr un acabado natural, la clave es elegir el beige en función al cabello de base y reservar los más claros a los rubios naturales. El beige medio, de la gama champagne, resulta ideal sobre bases castañas o sobre pelirrojo claro, los beiges oscuros son una estupenda opción para las morenas.


Pelirrojos ultraprofundos. Los cobrizos siguen triunfando y esta temporada serán más intensos y profundos que nunca. Del ginger al rojo encendido pasando por todos los matices del cobre. La clave es trabajar el color block y si acaso jugar con puntos de luz que aporten luminosidad a las facciones.
En el caso de querer jugar con mechas o reflejos, los cobrizos que reinarán esta temporada son estos:
Flannel. Juega con los colores típicos de las prendas de franela y se consigue mediante un trabajo de coloración casi artesanal que combina, en una misma melena, entre dos y cinco variedades distintas de tonalidades de la gama de los rojizos. Cobre, rojo, naranja, violeta o ginger se fusionan sobre bases castañas o morenas. El resultado puede conseguirse a través de reflejos, mechas sutiles o microvelos a modo de contouring.
Cooper Lights. No es otra cosa que un balayage cobrizo que funciona especialmente bien en las melenas más oscuras. A base de reflejos realizados con pincel o a mano alzada, el color se concentra de medios a puntas.
Auburn. El castaño chocolate se funde con los rojizos más intensos. La traducción literal sería “bermejo” y en efecto, se trata de un castaño oscuro rojizo que da una nueva profundidad al cobre sin llegar a ser caoba. El color se aplica mediante la técnica del balayage y nace desde la raíz.


El nuevo negro. Vuelven después de muchos años las melenas negras, al más puro estilo gótico, o al menos en un castaño tan oscuro que parece negro a simple vista. Es un color comodín, apto para cualquier tipo de textura y corte de cabello, pero eso sí, debe ser extremadamente brillante. Lo ideal es avivarlo entre coloración y coloración con baños de brillo y obtenerlo siempre a base de barros o hennas para conseguir ricos matices.

Golden brunette. La única concesión a las mechas y reflejos es este tono, el bronde reactualizado, que será además una de las tendencias que con mayor fuerza pisarán la nueva temporada. Es una manera fácil para hacer la transición perfecta de los reflejos del verano hacia el otoño, con un punto intermedio entre el rubio y el marrón, que se declinará hacia uno u otro lado dependiendo del tono base y del color de la piel y de los ojos. Se trata de una opción fantástica para resaltar un cabello de base morena porque el dorado cálido dimensiona de manera inmediata la melena.

Las adoradoras del platino también tienen sitio y deja de estar reservado a las pieles más pálidas que pueden “fingir” que es natural. En este caso además el contraste no solo está permitido, sino que se explota con dos dedos de raíz cuanto más oscura mejor.

En cuanto a técnicas de coloración, la tendencia clara son los tonos con menos contrastes y mucho más empastados. Sin llegar al extremo de hace una década de las melenas monocolor, el color block y los tonos planos, esta temporada sí se anticipa claramente un retorno a los trabajos de coloración que persiguen crear un acabado más unificado. Las mechas y los balayages se harán con tonalidades muy parecidas entre sí. De no más de uno o dos tonos de diferencia, y se respetará cada vez más el color de base de cada mujer.
Los reflejos sí pueden ser extremos y más rotundos. En este caso, buscarán privilegiar siempre los largos y los laterales. Barros, oleos y hennas vienen imparables y van a quedarse entre los servicios de peluquería siempre que el trabajo se pueda realizar con ellos.


Información:
Eduardo Sánchez
Director de Maison Eduardo Sánchez
C/ de Claudio Coello, 57
28001 Madrid
Tel. 915 77 67 22
www.maisoneduardosanchez.com
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Publicado 11º nov. 2019

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