El pasado 28 de diciembre fallecía Rosa Massana Puiggròs, esposa de Josep Pons y cofundadora de Josep Pons, firma que ha transformado la peluquería, la estética y la asesoría de imagen de nuestro país. “Rosa lo era todo para mí”, reconoce un Josep Pons desolado, con el que hemos repasado el legado de su esposa en estos momentos tan duros para su familia.
Durante seis décadas, Josep Pons y Rosa Massana han caminado juntos, construyendo una de las instituciones de referencia en la belleza profesional del país: Josep Pons. El pasado 28 de diciembre, Rosa fallecía, de forma repentina, lo que ponía punto final a este proyecto conjunto de trabajo, convivencia y familia. “Estoy triste y afectado. Todo lo que veo me recuerda a ella. Es un momento terrible, pero creo que debemos afrontarlo con actitud positiva. Soy muy afortunado porque he vivido una felicidad plena, total y absoluta”, reconoce Pons sobre la que considera el “amor de su vida”.
El legado de Rosa Massana
Con solo 26 años, Josep Pons y Rosa Massana abrieron su primer salón en Esplugues de Llobregat (Barcelona). Era una época difícil, en plena transición y con una inflación desbocada. La gente pedía cortes de iconos de la música como los Beatles o los Rolling Stones. Ambos supieron adaptarse a todos los cambios que surgían: más melenas largas y moldeados, trabajos en color (mechas, reflejos) y el auge de los diagnósticos y tratamientos capilares. “La nuestra fue la primera peluquería realmente unisex”, recuerda Pons.
Rosa Massana y Josep Pons
A partir del año 83, el matrimonio dio un salto gigantesco hacia delante, al empezar a inaugurar centros formativos homologados en peluquería, estética, asesoría e imagen e incluso barbería. Hoy día cuentan con 50 trabajadores y han formado a más de 10.000 profesionales preparados para incorporarse al mercado laboral. En estos momentos, la familia Josep Pons cuenta con seis establecimientos entre salones y centros de enseñanza en Esplugues de Llobregat y Barcelona. “El 50% de la firma Josep Pons es de Rosa, algunas veces incluso más. Era una trabajadora nata y, sobre todo, mi fuente de inspiración. La adoraba y admiraba profundamente”, añade Pons.
Como cofundadora, Massana era la responsable de todas las funciones administrativas, fiscales y de compras relacionadas con Josep Pons. Era perfeccionista y le costaba algo delegar, ya que estaba acostumbrada a solucionar cualquier problema e incidencia que pudiera surgir. A pesar de no ser la cara visible de la firma, el área de trabajo de Rosa era esencial para el negocio, según el conocido formador y peluquero. “Ella tenía una visión más prudente y cautelosa del negocio; yo era algo más lanzado y temerario. Ello también ha supuesto un equilibrio entre ambos. Nos complementábamos muy bien y lo compartíamos todo”, resume.
En estos momentos, lo que motiva a Pons es respetar el legado de Massana y así nos lo cuenta: “Para ella, la familia era lo más importante. Es decir, nuestra hija Ayrin que será mi relevo y nuestros nietos. Quiero volcarme en ellos, ayudándolos dentro de la empresa o en cualquier cosa que quieran hacer”. Descanse en paz.
Por Anna León