Marta Echegoyen no solo comunica, transforma. Estratega de marca personal y consultora en comunicación digital y redes sociales, lleva un tiempo ayudando a profesionales del mundo beauty a encontrar su voz y proyectarla con autenticidad. En la última edición de CosmoExpoBeauty, su ponencia fue uno de los momentos más inspiradores del evento.
Con una mirada lúcida, humana y divertida, Marta abordó un tema que atraviesa a todo el sector: la imagen. No solo la que se ve, sino la que se construye con intención, mensaje y coherencia.
Un placer como siempre conversar con ella sobre la importancia de cuidar la presencia online, los errores más comunes en redes sociales y las claves para conectar desde la autenticidad en un entorno tan visual como exigente.
Marta, tu ponencia en CosmoExpoBeauty giró en torno a la imagen. ¿Por qué crees que hoy es tan crucial cuidar la presencia online en el sector de la belleza?
Porque la mayoría de las veces la primera impresión de tu negocio no sucede en cabina, sucede en Instagram. Hoy, antes de pedir cita, el cliente hace scroll. Y en esos pocos segundos, sin conocerte, decide si confía en ti, si percibe profesionalidad, si lo que ve le transmite seguridad. Por eso siempre digo que la presencia online es parte de la experiencia del cliente, no algo aparte. Igual que cuidas el espacio físico, la limpieza, el uniforme o la carta de servicios… la imagen digital tiene que estar a la altura.
Hablaste también del impacto de las redes sociales en la construcción de marca personal. ¿Cuáles son, para ti, los errores más comunes que cometen los profesionales en este aspecto?
Uno de los errores más habituales es pensar que la marca personal es solo mostrarte tú, tu cara, tus logros. Y no. Construir una marca personal es, sobre todo, trabajar el mensaje, tener claro qué quieres que la gente recuerde de ti, qué lugar quieres ocupar en la mente de tu cliente.
Otro error frecuente es publicar sin estrategia, solo por estar, sin un hilo conductor que dé coherencia a lo que cuentas. Y, por supuesto, compararse demasiado con lo que hacen otros… eso lleva muchas veces a perder autenticidad y a desconectarse de lo que realmente hace especial tu proyecto.
¿Qué plataformas consideras imprescindibles hoy en día para una estrategia digital efectiva dentro del mundo beauty? ¿Depende del tipo de servicio o cliente al que te diriges?
Sí, depende mucho del tipo de servicio, del público al que te diriges y de la fase en la que está tu negocio. Pero si tengo que decir las más imprescindibles, sin duda Instagram sigue siendo la red reina en el sector belleza. Es visual, es directa y es donde la mayoría de las clientas buscan inspiración y recomendaciones.
WhatsApp Business me parece clave también, sobre todo para mejorar la atención al cliente, facilitar reservas y humanizar el trato.
Y luego, según el perfil del negocio, pueden entrar otras como TikTok si tienes un enfoque más fresco y dinámico, o una web bien cuidada si ofreces tratamientos de mayor valor, donde la confianza es aún más importante.
En un entorno tan visual como este, ¿qué rol juega la coherencia estética en redes? ¿Cómo se puede lograr una identidad fuerte sin caer en lo superficial?
La coherencia estética no es solo tener un feed bonito, es saber transmitir quién eres y qué puedes aportar a través de la imagen. Tiene que haber una intención detrás: los colores, las tipografías, el estilo de las fotos… todo suma para contar tu historia.
Y para no caer en lo superficial, lo importante es que esa estética esté alineada con el mensaje y con la experiencia real que el cliente va a vivir contigo. No se trata de mostrar una perfección irreal, sino de ser reconocible, de que cada publicación refuerce la confianza y la personalidad de tu marca.
Para quienes están empezando o quieren impulsar su imagen digital, ¿qué tres consejos prácticos les darías para destacar y conectar con su audiencia de forma auténtica?
Primero: define bien qué quieres comunicar y a quién. No todo el mundo es tu cliente y cuanto más claro tengas eso, más fácil será conectar.
Segundo: cuida la calidad de las fotos y los textos, porque son tu carta de presentación. No necesitas grandes producciones, pero sí intención y mimo en lo que muestras.
Y tercero: sé constante, pero sin perder la naturalidad. No se trata de publicar por publicar, sino de aportar valor, de educar, inspirar o emocionar a quien está al otro lado. Las redes no son solo un escaparate, son una oportunidad de crear comunidad.