Meg Ryan es, sin duda, una de las grandes iconos de estilo de los años 90, y su impacto en la cultura popular y en los salones de todo el mundo sigue siendo relevante hoy en día. Su estilo capilar, en particular, marcó una era y se convirtió en un referente para millones de personas, desde clientes en salones hasta estilistas que buscaban replicar su icónica melena.
Uno de los looks más emblemáticos de Meg Ryan fue su famoso corte “shag”, que le dio una apariencia desenfadada, fresca y llena de movimiento. Este corte, con capas desordenadas y puntas texturizadas, se convirtió en la opción perfecta para quienes buscaban un estilo casual pero sofisticado. En películas como Harry, el Sucio o Cuando Harry conoció a Sally, su melena se convirtió en sinónimo de la mujer moderna, independiente y con actitud.


A lo largo de los años, Ryan también experimentó con diferentes variantes de su corte “shag”, añadiendo toques de color rubio cálido y detalles más suaves, lo que hizo que su look fuera aún más versátil. Además, su habilidad para mantener el volumen y la textura natural de su cabello inspiró a innumerables personas a adoptar estilos más naturales y menos rígidos, destacando la importancia de la comodidad sin sacrificar el estilo.
El impacto de Meg Ryan en los salones fue tal que estilistas de todo el mundo se vieron influenciados por sus looks. El corte “shag” fue una de las opciones más solicitadas de los años 90 y se mantiene vigente, ya que es ideal para muchos tipos de cabello, desde los finos hasta los más gruesos. A día de hoy, su legado sigue presente, y su estilo sigue siendo un referente que atraviesa generaciones.

