Publicado
26 jul. 2024
por cosmobelleza
Una alimentación donde primen los lácteos, las espinacas, el pescado azul o el aceite de oliva es clave durante el verano para unas uñas fuertes e irrompibles, pero también dejar de comprar lacas agresivas que las dañen y hagan que nuestro objetivo sea cada vez más complicado. Especial atención debemos tener en playas y/o piscinas, siempre atentas a la hidratación, el limado frecuente o el uso adecuado de productos que ayuden a su regeneración y cuidado.
Berenice Espejo, manicurista de la firma californiana Entity, señala ciertos agentes agresivos presentes en determinadas lacas, como una de las consecuencias del mal estado de las uñas en verano: “La exposición a los químicos en productos de limpieza o esmaltes es sumamente nociva para las uñas. Ingredientes con sustancias cancerígenas como el formaldehído, el ftalato de dibutilo (DBP) y el tolueno empeoran todos nuestros esfuerzos por cuidarlas, fortalecerlas y protegerlas. Los esmaltes agresivos contribuyen a que tengamos unas uñas secas y quebradizas, pero también nos provocan alergias (eccemas) en zonas sensibles que tocamos frecuentemente como párpados, cuello o boca” – apunta a modo de precaución.
La dieta también es importante para nuestras uñas, priorizando alimentos frescos y ricos en omega-3 y muy especialmente el aceite de oliva virgen extra, los aguacates, el pescado azul o los huevos, sin olvidarnos de los suplementos alimenticios con vitaminas B y E, ya que ayudan a endurecerlas y hacerlas así más duraderas. Otros alimentos muy buenos si tenemos las uñas frágiles son el ajo y el limón, ya que el primero es un reconocido antifúngico contra las bacterias y el segundo combate la debilidad en la estructura de la uña, gracias a sus ácidos antioxidantes, consiguiendo además acabar con ese color amarillento que muchas veces adoptan.
Tras los químicos de algunas lacas y productos de limpieza, y la importancia de una óptima alimentación, otro punto estaría en los agentes externos de todo tipo, desde la arena de la playa hasta el cloro de las piscinas, que las resecan y estropean, para lo que conviene hacer acopio de los mejores productos para uñas, como lacas protectoras, removedores de cutículas, limas, top coats y fortalecedores.
En cuánto a un plus en la hidratación, lo podemos solucionar con una crema de manos diaria que lleve al menos alguno de estos ingredientes: aceites de oliva, ricino, coco o almendras, y manteca de karité. También hay que limarlas frecuentemente como forma de impedir que se acumulen bacterias en las uñas y bajo estas, algo habitual con los hongos que se suelen coger en muchas piscinas.
Berenice Espejo, manicurista de la firma californiana Entity, señala ciertos agentes agresivos presentes en determinadas lacas, como una de las consecuencias del mal estado de las uñas en verano: “La exposición a los químicos en productos de limpieza o esmaltes es sumamente nociva para las uñas. Ingredientes con sustancias cancerígenas como el formaldehído, el ftalato de dibutilo (DBP) y el tolueno empeoran todos nuestros esfuerzos por cuidarlas, fortalecerlas y protegerlas. Los esmaltes agresivos contribuyen a que tengamos unas uñas secas y quebradizas, pero también nos provocan alergias (eccemas) en zonas sensibles que tocamos frecuentemente como párpados, cuello o boca” – apunta a modo de precaución.
La dieta también es importante para nuestras uñas, priorizando alimentos frescos y ricos en omega-3 y muy especialmente el aceite de oliva virgen extra, los aguacates, el pescado azul o los huevos, sin olvidarnos de los suplementos alimenticios con vitaminas B y E, ya que ayudan a endurecerlas y hacerlas así más duraderas. Otros alimentos muy buenos si tenemos las uñas frágiles son el ajo y el limón, ya que el primero es un reconocido antifúngico contra las bacterias y el segundo combate la debilidad en la estructura de la uña, gracias a sus ácidos antioxidantes, consiguiendo además acabar con ese color amarillento que muchas veces adoptan.
Tras los químicos de algunas lacas y productos de limpieza, y la importancia de una óptima alimentación, otro punto estaría en los agentes externos de todo tipo, desde la arena de la playa hasta el cloro de las piscinas, que las resecan y estropean, para lo que conviene hacer acopio de los mejores productos para uñas, como lacas protectoras, removedores de cutículas, limas, top coats y fortalecedores.
En cuánto a un plus en la hidratación, lo podemos solucionar con una crema de manos diaria que lleve al menos alguno de estos ingredientes: aceites de oliva, ricino, coco o almendras, y manteca de karité. También hay que limarlas frecuentemente como forma de impedir que se acumulen bacterias en las uñas y bajo estas, algo habitual con los hongos que se suelen coger en muchas piscinas.