Aunque en los meses de sol la mayoría de las recomendaciones se centran en proteger la piel, en el entorno profesional debemos prestar especial atención al cabello, que también sufre agresiones intensas. La radiación UV, el cloro, el salitre y el calor provocan deshidratación, pérdida de brillo, oxidación del color y alteraciones en la estructura de la fibra capilar. Desde Blow Dry Bar, salón de referencia con filosofía neoyorquina, orgánica y eco-responsable, compartimos una guía de cuidado específica para que los profesionales puedan preparar, proteger y reparar el cabello de sus clientes durante la temporada solar. Este protocolo está diseñado para aplicarse tanto en salón como en casa, como parte de una prescripción técnica personalizada.
1. Detox capilar previo a la temporada solar
Antes de iniciar cualquier tratamiento protector o reparador, es esencial realizar una limpieza profunda del cuero cabelludo y la fibra capilar. Esto elimina acumulaciones de silicona, restos de productos, grasa y contaminación, que impiden la correcta penetración de los activos. Una fibra capilar limpia es más receptiva, permitiendo que los tratamientos posteriores actúen con mayor eficacia.
2. Hidratación profunda: desde el interior y durante el descanso
La hidratación debe abordarse desde dos frentes. Por un lado, es fundamental recomendar al cliente una mayor ingesta de agua y alimentos antioxidantes. Por otro, como parte del tratamiento profesional o de mantenimiento en casa, es ideal incorporar un sérum capilar de uso nocturno al menos una vez por semana. Mientras el cliente duerme, el producto penetra sin interferencias, promoviendo una reparación profunda. Puede aplicarse sobre cabello seco o ligeramente húmedo y no necesita aclarado.
3. Uso de aceites vegetales como protección previa al sol
Es un error común aplicar aceites únicamente después de la exposición. A nivel técnico, recomendamos su uso antes del contacto con el sol. Aceites como el de argán, jojoba o pepita de uva actúan como una película protectora que evita la pérdida de agua, previene la oxidación del color y reduce el daño estructural. Especialmente útil en cabellos teñidos, decolorados o sensibilizados.
4. Reducción del uso de herramientas térmicas antes de la exposición solar
El uso intensivo de planchas, secadores o tenacillas en los días previos a una exposición prolongada al sol deja el cabello más vulnerable. Sugerimos evitar el calor al menos 3 a 5 días antes, para preservar la hidratación natural y evitar que la fibra llegue debilitada al entorno agresivo que supone el sol, el cloro y el salitre.
5. Corte estratégico como método preventivo
Proponer un corte antes de la temporada estival no es solo una cuestión estética. Técnicas como el invisible cut o las capas suaves permiten distribuir mejor el peso del cabello, evitan la acumulación de tensión en zonas frágiles y ayudan a prevenir roturas. Además, un corte adecuado mejora el aspecto del cabello tras la exposición prolongada al sol.
6. Uso correcto y frecuente del acondicionador
Durante los meses de mayor exposición solar, el acondicionador debe convertirse en un imprescindible de la rutina diaria. Recomendamos aplicarlo siempre de medios a puntas, dejando actuar al menos tres minutos para asegurar la hidratación profunda. Aporta elasticidad, brillo y protección adicional a la fibra capilar. Incluso en días donde no se aplica mascarilla, el acondicionador debe mantenerse como paso básico.
7. Evitar lavados justo antes de la exposición solar
El lavado elimina parte del sebo natural que actúa como barrera protectora. Por ello, no se recomienda lavar el cabello justo antes de una jornada de exposición intensa. Si es imprescindible hacerlo, se debe aplicar posteriormente un aceite vegetal o un leave-in protector que restaure esa película lipídica y minimice el impacto de los agentes externos.
