A finales del año 2018, Sabrina Navarro se convirtió en emprendedora con la apertura de su salón Sabrina Navarro Belleza y Bienestar (Albacete). Del centro suele decir que ayuda a desconectar del exterior para entrar en contacto con el interior de la persona. “Esa era mi intención cuando lo puse en marcha”, comenta, satisfecha. Os invitamos a conocer mejor este precioso salón manchego.
Sabrina Navarro abrió sus puertas en un momento clave para su fundadora. “Necesitaba un cambio y crecer como esteticista. Fue una época maravillosa en la que aprendí muchísimo”, recuerda. Su idea siempre fue crear un espacio donde se parase el tiempo. Un salón en el que los clientes se marcharan mejor de como habían llegado en todos los sentidos.
Cada día veía un anuncio de un local situado en la calle Periodista del Campo Aguilar, considerada una zona muy buena, céntrica y con mucha afluencia. Ese anuncio le llamaba la atención, hasta que finalmente llamó. “Lo vi e imaginé tal y como está distribuido desde el primer momento”, añade. El local había sido un bar muy emblemático años atrás, mientras Navarro cursaba sus estudios universitarios. “De aquellos tiempos me quedo, sobre todo, con el propósito de seguir con la misma ilusión del principio por hacer que este templo de paz sea cada vez mejor”.
Tratamientos faciales de autor
La carta de servicios de Sabrina Navarro incluye tratamientos faciales, corporales, depilación láser y ‘arquitectura de la mirada’ (depilación con hilo, micropigmentación, lifting de pestañas y laminado de cejas. “Sin embargo, nuestro servicio estrella es el tratamiento de autor. Un facial que vamos cambiando después de unos meses y normalmente dejamos fijos en nuestra oferta de tratamientos”, comenta.
En medicina estética incorporan tratamientos rejuvenecedores, redensificantes, contra las manchas, etcétera. “Como dice la Dra. Correoso, nuestra filosofía es ‘pausar el tiempo’. Todo está enfocado en revertir el envejecimiento respetando la naturalidad. Para ello utilizamos un amplio abanico dentro de las posibilidades que ofrece este sector: neuromoduladores, polinucleótidos, hialurónicos de última generación, skin boosters, aparatología, etcétera. Nos encanta combinarlos para conseguir lo mejor de cada uno”. dice.
Como tratamientos naturales, Sabrina Navarro destaca sus corporales relajantes y otros rituales a base de aromaterapia. Para la esteticista y su equipo, formado por tres personas más (Silvia, Majo y Clara) y una doctora que las visita en semanas alternas, estos tratamientos trabajan lo físico, pero también son muy eficaces y placenteros. Aseguran que también tratan dolencias y emociones, traduciéndose en un bienestar mucho mayor en todos los sentidos.
Aromas a sándalo y flores frescas
Cuando visitas Sabrina Navarro, lo primero que llama la atención son sus aromas a sándalo, flores frescas, música con frecuencias que apaciguan el alma y su ambiente calmado. Este ambiente ya se percibe en la recepción, donde se halla un lineal de productos que sería el sueño de cualquier amante de la cosmética. “Tenemos luz natural que forma un arcoíris por la tarde, cuando el sol baña nuestra puerta”, comenta.
Por el pasillo, tras la recepción, se hallan las salas de trabajo. A la izquierda, una se topa con tres estancias preparadas para faciales y corporales, con luz suave, velas y perfumes que abrazan los sentidos. Junto al pasillo, se encuentran dos salas más, adaptadas para láser, diagnósticos y consultas de medicina estética donde se hace la magia. En breve, prevén ampliar sus instalaciones. “No podemos estar más contentas y emocionadas”, reconoce Navarro.
Por último, a la pregunta de si su negocio ha cumplido sus expectativas seis años después, la esteticista lo tiene claro: “En realidad se han superado. Para mí, el salón es un sueño hecho realidad y, a la vez, seguir soñando. Es un templo de paz para mis clientas y también para mí. Es el lugar en el que me siento realizada e ilusionada constantemente. En mi salón puedo hacer lo que me gusta, sabiendo que estoy cuidando de los demás”, reconoce, emocionada.
Por Anna León