Aprovechando la celebración de su 30 aniversario, la fundadora del Centro de Estética Silvia Giralt analiza su trayectoria y reflexiona sobre cómo ha cambiado el sector de la belleza
Sílvia Giralt es una de las esteticistas pioneras y referentes en uso de aparatología de este país, y este año celebra el trigésimo aniversario desde que abrió su propio centro en Igualada. Trabajadora nata, se pagó los estudios mientras los compaginaba con un trabajo en una perfumería de alta gama. Actualmente, es la presidenta del Gremio de Estética de Cataluña y se ha consolidado como un referente dentro del sector.
Hace treinta años que estás al frente del Centro de Estética Sílvia Giralt. ¿Cómo fueron tus inicios?
Empecé sola, en una perfumería de alta gama cuando estudiaba en Barcelona. Estuve mucho tiempo compaginando los estudios con el trabajo; por la mañana iba a una escuela francesa y por la tarde trabajaba. Trabajando allí, la gente empezó a conocerme, hasta que un día recibí la llamada de una persona que acababa de abrir un centro de estética y quería que yo lo gestionara, estuve llevándolo y al final me quedé con él.
El lugar donde comencé era una cabina muy bonita, con ollas de cera para depilar, que era un método que se usaba antes, solárium… A mí me gustaba siempre hacer un diagnóstico a las clientas antes de que entraran a tomar el sol y asesorarles sobre la piel, lo cual antes no se hacía. Al final, el local se me quedó pequeño y tuve que cambiar de espacio.
¿Cómo ha ido evolucionando el mundo de la estética?
Hace treinta años quizás no había tanta cultura de cuidarse. Los clientes venían más para depilarse, pero ahora todo el mundo se cuida, es como un estilo de vida. Y ya no solo para estar guapo por fuera, sino para trabajar la salud y el bienestar.
Desde el principio me especialicé en la piel; cuando depilaba ya les hacía un diagnóstico a los clientes, les detectaba alteraciones, pieles atópicas, foliculitis… Hice un máster de depilación láser en Lisboa, y después me especialicé en micronutrición y diagnóstico integral, que es observar el cuerpo como un conjunto y tratarlo por completo.
Ahora, hay una cultura diferente, se han vivido más cambios en el estilo de vida, sumado a que la tecnología ahora es más rápida, menos dolorosa y consigue mejores resultados.
Después de tanto tiempo con el negocio en marcha, ¿cuál dirías que es la clave del éxito?
Para mí la base es sentir pasión por tu profesión, y después también saber ser empresario. Soy presidenta del Gremio de Estética de Cataluña, y veo a muchas profesionales que empiezan con mucha ilusión, pero que se pierden en cómo gestionar una empresa. Además, también veo fundamental formarte constantemente, pues es importante estar al día de las nuevas técnicas, hacer cursos y aprender cosas nuevas.
¿Cuál era tu principal objetivo cuando abriste? ¿Crees que se ha cumplido?
Mi objetivo era tener un centro de belleza donde viera que el cliente está satisfecho con el resultado. Me gusta trabajar, y he llegado donde estoy porque he hecho las cosas bien y siempre pensando en mis clientes.
¿Qué es lo que te hace sentir más orgullosa de estos treinta años?
La transformación que he logrado en mis clientes respecto a su estilo de vida, cuando ves que obtienen resultados y que la gente está agradecida, se cuida y se transforma. También saber que todas las horas de esfuerzo se recompensan con reconocimiento, ya no solo en Cataluña, sino a nivel nacional. Es muy gratificante que te recomienden los clientes y eso te anima a seguir luchando, estudiando y mejorando.
¿Cuál es tu especialidad?
Nosotros trabajamos la belleza integrativa, que significa que cara, cuerpo y mente van unidos. En el centro somos pioneros en aparatología en toda España, fuimos los primeros en hacer depilación láser, por lo tanto, tenemos experiencia trabajando con tecnologías. Hago tres pruebas para saber cómo está envejeciendo una persona; envejecer no tiene edad, todo el mundo puede cuidarse.
Empezamos haciendo un diagnóstico al que yo llamo 360, porque hacemos un escáner y diseñamos a medida lo que necesita cada persona. Busco dotar de una estética que cuide la salud y el bienestar de la persona y a la vez sea sostenible; buscar la belleza real. Tengo mi propia línea de productos de autor, con métodos propios, y mi línea de cosmética de autor, que es vegana y natural. También me gusta trabajar con diversas tecnologías, ya que podemos hacer masajes manuales, que son muy importantes, pero la tecnología puede llegar a lugares donde la mano no llega, además trabajamos con máquinas que no son invasivas.
¿Crees que la estética actualmente goza de buena salud?
El nivel de la estética ha mejorado mucho, como decía, hay mucha cultura de cuidarse, y sobre todo los clientes ahora buscan centros especializados y que les hagan un tratamiento personalizado. Cada vez hay más esteticistas y más demanda, por lo tanto, se ve que es un sector en auge. Sin embargo, la estética integrativa es más difícil de encontrar, eso es lo que nos diferencia.
¿Cómo ves el sector dentro de 10 años?
Creo que será un sector más profesionalizado que ahora, la gente buscará más trabajar el cuerpo en su conjunto y hacer terapias personalizadas. Al final, el bienestar es una necesidad, forma parte de la salud, y la gente lo percibirá como tal; será una de las prioridades de la sociedad: la salud.